Toledo y el río Tajo

No podemos hablar de Toledo sin hacer mención al río Tajo ya que éste ha sido muy importante para la ciudad y su configuración. El Tajo es el río más largo de la Península Ibérica, a la que atraviesa en su parte central, siguiendo un rumbo este-oeste, con una leve inclinación hacia el suroeste. Nace en los Montes Universales, en la Sierra de Albarracín, después de recorrer 1.008 Kms., llega al Océano Atlántico en la ciudad de Lisboa.

En su recorrido pasa por nuestra ciudad. Ésta se levanta en un peñón que está rodeado por el río donde forma un meandro. Este hecho es muy importante ya que ha ofrecido a lo largo de la historia una defensa natural a la ciudad, en la que sólo ha sido necesaria la construcción de murallas en la zona norte camino de la Sagra), donde no hay río que la defienda.

También el río ha marcado la necesidad de la realización a lo largo de la historia de varios puentes para salvar el río y permitir el acceso a la ciudad, como el puente de San Martín o el Puente de Alcántara.

La ciudad también ha necesitado solventar a lo largo de su historia el abastecimiento de agua. Éste ha sido solucionado con diversos sistemas. Así los romanos traían el agua desde 25 Km de distancia, llegando a nuestra ciudad gracias a un acueducto del que solo nos quedan restos del arranque del mismo en las dos orillas del río.

También se solucionó este problema en el siglo XVI con un invento de ingeniería hidráulica realizado por Juanelo que subía el agua desde el río hasta la ciudad. Tampoco hay que olvidar en épocas más cercanas, la figura del aguador que con un burro cargaba agua en cántaros y lo llevaba a la ciudad.

Si visitas Toledo no debes olvidar la importancia del río Tajo para la ciudad y pasear por sus puentes y sus orillas para entender la configuración de la ciudad a lo largo de los siglos.

Toledo y el Tajo, a vista de pájaro.