La perdiz es un manjar que no puedes dejar de probar. Su consumo está ya documentado desde la época romana. Después en la Edad Media con la caza, la perdiz se convierte en un manjar de nobles, convirtiéndose la perdiz a la toledana en una reminiscencia de este pasado nobiliario que tenía la ciudad, al ser la Corte desde el siglo XII hasta el XVI.
En mi casa es una receta de gran tradición y yo aprendí a hacerlas de mi madre. Mi padre las cazaba y era él el que se encargaba de desplumarlas. Mi madre la que las cocinaba y era un plato que no faltaba en Navidad en nuestra mesa. Os voy a dejar la receta de mi madre.
INGREDIENTES:
- Aceite
- Dos cebollas
- Una cabeza de ajos
- 4 o 5 pimientas
- Medio vaso de vino blanco
- Un poco de vinagre
- Medio vaso de agua
- Dos o tres ramitas de tomillo
- Sal
- Una hoja de laurel
Se echa aceite como para cubrir el fondo de la cacerola. Se salan las perdices y se ponen en la cacerola antes de que se fría el aceite, cuando estén doradas , se echan las cebollas en gajos no en rodajas, la hoja de laurel, la cabeza de ajos y las pimientas. Rehogar mucho a fuego lento hasta que la cebolla esté dorada. Añadir el vino blanco y un chorrito de vinagre. Cuando hierva un poco añadir el agua. Cuando empiece a hervir otra vez dejar a fuego lento dos o tres horas, hasta que la perdiz esté tierna. Añadir durante la cocción las ramitas de tomillo.
Podéis hacerlas o venir a Toledo a degustarlas. Un restaurante donde llevan haciéndolas más de cien años desde su inauguración en 1891, es la Venta de Aires, enclavada en El circo Romano.